domingo, 24 de abril de 2011

24.4

[Sábado]

Creo que voy a dejar de escribir. No lo digo como una decisión ni nada, es sólo que no tengo más ganas ya, y tampoco tengo mucho más que decir. Tengo un montón de hojas con anotaciones sobre mil cosas, pero son inutilidades ya. Pero quiero decir, más que escribir esto como un por qué voy a dejar de hacerlo, me gustaría más darle vueltas a por qué lo hacía.

Estoy en la cocina del piso este, y he ido pensando. Como véis, esto es la primera cosa que escribo así como para contaros. También es cierto que con el tiempo la gente ha ido desapareciendo aquí, y no sé. Nunca he llegado a saber si era bueno o no, o qué, con el tiempo me ha ido dando un poco igual. Yo quería darle vueltas a qué es lo que he hecho mal, qué es lo que he hecho tan tremendamente mal. Ahora me gustaría sólo que me dejaran volver a empezar. Porque al final, la tontería de que escribir sirve para ordenar, para entender mejor el mundo o aliviar, es una tontería como tantas otras. Nadie escribe tan bien. Me atrevería a decir que es imposible.

Esto ha sido un hobby que he tenido, y ha sido bonito. Y en ese puzle que sólo yo montaba y sólo yo entendía, podía encontrar la certeza como en ningún otro lado. No debía preocuparme por lo que hacía bien, o hacía mal, porque todo aparecía como debía aparecer, resplandeciente. Y ahora es que yo no tengo más ganas, como de tantas otras cosas. Y sé que en una sola palabra, como pueda ser ganas, caben mil explicaciones diferentes.

Por cosas de fuera, cosas de dentro, qué más da.

Y no sé realmente cuál es el propósito de esto. Una disculpa, supongo, por si a alguien le gustaba lo que hacía. He de confesar que tengo 50 páginas de word de cosas sueltas. Qué podría terminarlo, pues sí, pues no, yo que sé. A donde quiero llegar es... que no ha servido absolutamente de nada. Para algunos podría resultar una obviedad, pero para mí no lo era. Y es lo único que me ha ocupado el pensamiento de verdad. A parte de que tampoco he hecho tanto. Han sido dos años, quiero decir, yo tampoco prometía nada. Pero no he hecho absolutamente nada. Que todo está bien a su manera, pues tal vez. Podríamos pasarnos hasta los 60 años sentados en una silla, y darnos cuenta (realize, bonito verbo del inglés) de que si ha sido peor o mejor que cualquier otra vida, no lo sabemos.

La verdad es que ni me hago entender, ni que lo consiguiese nos llevaría a nada. El hecho es que si me dejaran volver a empezar la cagaría de nuevo otra vez. Y qué nos queda sino seguir, claro. Pero la verdad es que sin ganas, ni entorno, ni recuerdos, ni futuro, ni llama, no se le ve mucho sentido ya a intentar nada, si no es para desgastarse más. Esto no es una espiral, qué coño iba a serlo, con lo estable que yo soy. Esto es lo que es, y te agitará y quedarás afónico, pero será lo mismo de siempre. Y te quedarás empanado mirando lo que se supone que es la vida, lo que la gente dice que es la vida, lo que la tele y pelis dicen de la vida, lo que cuentan a su manera los viejos que no dicen nada, y el lavavajillas a mí derecha, que en paz exista.

Y nada, esa era la cuestión:
que voy a dejar de escribir,
porque no tengo ganas
ni nada.

--
PD. Un saludi desde la pobredumbre.