domingo, 8 de mayo de 2011

8.5

"Uno de los gestos habituales de Ada, del que se valía para resumir en una fórmula muda los múltiples aspectos de una situación lamentable ("ya ves como yo tenía razón; las cosas son así; no hay nada que hacer") consistía en describir con sus dos manos el contorno redondo de una copa desde el borde hasta la base, inclinándose con melancolía. Eso fue lo que hizo antes de salir de la habitación."
[Ada o el ardor - V. Nabokov]