domingo, 18 de septiembre de 2011

19.9

"No había movimiento. Tan sólo planos fijos. Pequeños interiores japoneses. Conversaciones familiares que dicen mucho más de lo que cuentan. Elipsis, diagonales, la asimetría entre los padres y los hijos y los nietos. Ventanas, cables, postes, chimeneas.

Tras una hora de película, ocurre lo imposible: el travelling más emotivo de la historia te golpea, igual que una pedrada. Una pared interminable da paso a los ancianos, sentados en la hierba. Aguardan, en la calle, a que la nuera vuelva del trabajo. Pretenden no dormir a la intemperie. Ese modesto recorrido de la cámara no es otra cosa que una lágrima de Ozu."

[Análisis en Filmaffinity de Cuentos de Tokio, de Ozu]