lunes, 22 de agosto de 2011

22.8

Esperas que tarde o temprano,
por una especie de yonosoyyo,
vomites, llores, grites
o te dé un desmayo.

Una dulce, plausible,
ceguera psicosomática,
en la cual hay mil y una cosas.
Sordo, mudo, atónito
(calvo no, que no es bonito)

No moverte del sitio jamás,
ni aunque el médico, el psicólogo,
el militar, pregunten qué pasa.

Pero te quedas clavado, el tiempo justo,
cuando toca, te vas.
Y ya.