No entiendo por qué maltrato de esta forma
todas las partes de mi cuerpo.
Mi espalda, y mis ojos,
y mis huesos, y mi piel
y mis uñas y orejas.
Y mis pies y paladar
mi polla y mis pulmones
junto al hígado y latidos
en mi corazón.
No lo entiendo, digo,
Porque me da a cada pinchazo,
y a cada crujido.
Y están tan negras y disminuídas
y me quedo sordo y ya casi
ni aprecio el sexo o el tacto,
un plato, o los olores.
Me ahogo y me altero,
y mi barriga ronronea como un gato apacible,
a veces.
No lo entiendo, de veras.