sábado, 22 de octubre de 2011

22.10

Se besaban durante quién sabe cuánto, veinte minutos o media hora, él sobaba insistentemente sus tetas y ella de vez en cuando su paquete, allí, en un callejón a las cuatro de la noche, con alguien pasando de vez en cuando, sin importarles lo más mínimo, con la pena eterna de vivir ambos en las casas de sus padres.