viernes, 17 de febrero de 2012

17.2

"El señor Nietzsche,piensan éstos, quiere decirnos quién es él, para que no lo confundamos con otros. Muy bien, estamos dispuestos a escucharle. Pero ¿por qué habla tan alto, por qué nos atruena los oídos con sus gritos, con sus exclamaciones, con sus insultos? ¿Qué nos importan a nosotros sus pequeñeces, sus tonterías? ¿Es tan decisivo que sepamos que el alcohol le sienta mal y que «un vaso de vino o de cerveza al día basta para hacer de mi (su) vida un valle de lágrimas»? ¿A qué viene decirnos que en climas calurosos «el té es desaconsejable como primera bebida del día y se debe comenzar una hora antes con una taza de chocolate espeso y desgrasado»?"

[Introducción a Ecce Homo, de Niesztche - Andrés Sánchez Pascual]

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