jueves, 9 de junio de 2011

9.6

La clase seguía y yo escuchaba esas palabras que me removían por dentro. Apretaba y apretaba, intentando ejercer la misma presión por todos los lados para ver cuánto resistía. Se deformaba intentando aplanarse por uno de ellos. Al final el vaso se partió en tres trozos, y di un pequeño grito de soslayo. Todos estaban mirándome. Yo no sabía muy bien qué decir.