"Pues, al acercarme a Gilberte, quien, echada hacia atrás en la silla, me decía que cogiera la carta, pero no me la alargaba, me sentí tan atraído por su cuerpo, que le dije: "Vamos, impídeme cogerla, veamos quién puede más"
[A la sombra de las muchachas en flor - Marcel Proust]
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