lunes, 23 de julio de 2012

23.7

"La obra termina de manera contundente con una fuga a tres voces de carácter casi apocalíptico. No podía ser de otra manera. ¿Alguien se imagina esta obra terminando con un amable rondó? Pero antes de la fuga, durante algo más de dos minutos, se extiende una de las páginas más enigmáticas y alucinantes de la literatura pianística de Beethoven. Una especie de punto de partida hacia algo desconocido. Incluso podemos imaginarnos a Beethoven al piano, tanteando, buscando en la oscuridad la salida a la encrucijada, improvisando posibles formas de terminar la obra. De pronto, tras un irresistible crescendo de acordes, aparece el tema de la fuga como una revelación, en lo que será un increíble ejercicio contrapuntístico donde tienen cabida las más audaces armonías. Como decía Beethoven, «componer fugas es lo más sencillo que hay, pero la imaginación también reclama sus derechos». El tema principal de la fuga está encabezado por un trino, elemento que aquí hace el papel casi de tema dentro del tema. Las ideas musicales vuelan vertiginosas en pasajes que exigen del intérprete mucho más de lo que estaban acostumbrados en tiempos de Beethoven. Voces que se solapan, violentos trinos que surgen como de la nada en cualquier registro del teclado, cánones retrógrados que hacen que parezca que vemos la partitura en un espejo."

[Artículo en Wikipedia sobre la Sonata nº29 de Beethoven]

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